Ante la crisis del
sistema, ¿qué hacer, entonces en España?
Víctor Luis Álvarez
Génesis de la crisis.
Los
orígenes de la actual crisis económica están en un típico proceso de
sobreacumulación de capital, cuyo punto de inicio se sitúa en la revolución
tecnológica y en la globalización, que posibilitaron en base al pensamiento
económico neoliberal las políticas de trasferencia de las rentas de trabajo a
las rentas del capital.
Políticas
que se producen a partir de los años setenta del siglo pasado; El argumento
usado para aplicar estas medidas consistió en propagar la falacia de que si
dejábamos libertad al capital para actuar se crearía mucho más riqueza y al
final todos ganaríamos más, los hechos
han demostrado todo lo contrario, los ricos son mucho más ricos, pero los
pobres no se aprovechan para nada de esa riqueza y son cada vez más pobres.
La
aplicación de esta teoría neoliberal acarreó una contracción del consumo y como
consecuencia de la demanda agregada correspondiente al mismo; por ello disminuyó
la tasa de beneficio del capital productivo, mostrándose una incipiente crisis
de sobreacumulación de capital; perfectamente descrita en la obra de Karl Marx.
Para
soslayar esta crisis y como alternativa para recuperar la tasa de beneficio, el
sistema mediante el desregulado capital financiero inyectó una avalancha de
crédito para reactivar artificialmente la demanda agregada, así como simultáneamente
se forman fuertes apalancamientos corporativos, llevando a la deuda,
fundamentalmente a la privada, a crear una burbuja financiera e inmobiliaria
que acabó estallando, cayendo súbitamente el consumo y con ello la demanda
agregada; culmina entonces una agravada crisis de sobreacumulación, que hasta
ese momento había estado diferida en el tiempo en base al crédito inyectado.
La
crudeza de esta crisis de sobreacumulación se retardó gracias a ese crédito,
pero debido a las contradicciones del sistema, finalmente ya no hubo
posibilidad alguna para detener la irrupción de esta crisis, y así estamos, especialmente
en la situación española que es un caso particular y más grave de la crisis
general del denominado primer mundo, debido fundamentalmente a los disparates y
excesos de la denominada “burbuja inmobiliaria española”.
Análisis de la crisis
en los medios del sistema
Cumpliendo el papel que el sistema adjudica a sus medios, sus comentarios y debates sobre esta crisis siempre caen dentro de sus coordenadas ideológicas, aunque existe una minoría de pensadores críticos y alternativos, esta es ninguneada por los medios de comunicación más importantes, el objetivo de estos es intentar colocar árboles para impedirnos contemplar el conjunto del bosque en toda su extensión.
Así
ocurre con las polémicas sobre las diferentes soluciones que se están tomando
según en que países, como entre las propuestas de austeridad y disciplina
fiscal alemana y el opuesto neokeynesianismo financiero norteamericano, pero
todos esos planteamientos siempre se colocan dentro de un plano de dibujo con
límites previamente trazados, generalmente dentro de un marco financiero y
monetarista preestablecido, esas son las únicas reglas de juego adoptadas y
aceptadas por el sistema actual. Se trata de facto de intentar la imposición de
un pensamiento único en política económica.
Pero la conclusión básica que se saca de todo ello es la inutilidad de las diferentes medidas que se están adoptando, ya que solo pueden llegar a matizar y debatir si las unas pueden ser más o menos dañinas socialmente que las otras, pero lo que se está comprobando es que ninguna es la adecuada para desatar el nudo gordiano en que se ha convertido la economía de los llamados países industrializados debido a la aplicación de esas políticas neoliberales. Y esto es especialmente grave en el caso de la crisis española.
Pero la conclusión básica que se saca de todo ello es la inutilidad de las diferentes medidas que se están adoptando, ya que solo pueden llegar a matizar y debatir si las unas pueden ser más o menos dañinas socialmente que las otras, pero lo que se está comprobando es que ninguna es la adecuada para desatar el nudo gordiano en que se ha convertido la economía de los llamados países industrializados debido a la aplicación de esas políticas neoliberales. Y esto es especialmente grave en el caso de la crisis española.
Buscando alternativas
al pensamiento único
Creo que tenemos que emular a Alejandro Magno, romper las reglas de juego y dar un corte, tajando el nudo gordiano en que ha devenido el actual sistema económico, es la única forma de salir de la trampa que nos han metido. Si aceptamos las reglas del sistema que nos ha llevado a esta situación nunca podremos salir de ella, la crisis es sistémica por lo tanto inherente al sistema y sus contradicciones, sus paradigmas se han revelado como falsos, hay que cambiar de sistema entonces para salir del laberinto económico.
Para ello es preciso intentar realizar un reset mental, obviar los árboles y analizar el conjunto del bosque, negarnos a aceptar que la solución pasa por todas las vueltas y revueltas de los llamados mercados, de Wall Street, de la City, de la Reserva Federal de EEUU con sus inyecciones de dólares en las sucesivas relajaciones cuantitativas (EQ), ni pasa por las recetas de la Eurozona o del FMI.
Creo que tenemos que emular a Alejandro Magno, romper las reglas de juego y dar un corte, tajando el nudo gordiano en que ha devenido el actual sistema económico, es la única forma de salir de la trampa que nos han metido. Si aceptamos las reglas del sistema que nos ha llevado a esta situación nunca podremos salir de ella, la crisis es sistémica por lo tanto inherente al sistema y sus contradicciones, sus paradigmas se han revelado como falsos, hay que cambiar de sistema entonces para salir del laberinto económico.
Para ello es preciso intentar realizar un reset mental, obviar los árboles y analizar el conjunto del bosque, negarnos a aceptar que la solución pasa por todas las vueltas y revueltas de los llamados mercados, de Wall Street, de la City, de la Reserva Federal de EEUU con sus inyecciones de dólares en las sucesivas relajaciones cuantitativas (EQ), ni pasa por las recetas de la Eurozona o del FMI.
Ni
tampoco bastaría cambiar las políticas del Banco Central Europeo, hasta ahora determinadas
por la oligarquía financiera, por las que fluyen cataratas de liquidez a la
banca privada, que las paga al 1% de interés, mientras cobra un 5 o 6% por
prestarlo a su vez a los estados que teóricamente controlan dicho BCE, en un
expolio descarado a los ciudadanos. Aunque cambiar esta política sería muy
necesario para detener el saqueo actual, no sería suficiente para salir de la
crisis.
Así
como tampoco debemos dejarnos enredar en cuestiones como las de las deudas, públicas
o privadas, del déficit público, ni por las trampas y felonías de los
banqueros, etc., y de todas aquellas maniobras financieras de quienes solo quieren
su provecho a costa nuestra, y nos plantean falsos dilemas para forzar las
soluciones que a ellos los convienen. El problema de la deuda y el déficit
obedece más a concepciones políticas y a la defensa de los intereses de la gran
banca internacional, que a necesidades estrictamente económicas.
Se
está admitiendo como verdad absoluta que el pueblo tiene que asumir con
estrecheces y sacrificios la falta de recursos financieros, cuando la realidad
es que esos recursos faltan debido a que están siendo empleados en salvar a los
banqueros y que no se recauda a la oligarquía lo que tenía que ser recaudado.
En
consecuencia partiendo totalmente de ideas nuevas con la mente como un folio en
blanco, tenemos que pensar que la economía tiene que estar al servicio de las
gentes, de que si no nos dejamos envolver por el laberinto y el chantaje financieros
podemos simplificar las cosas y constatar que aun persisten recursos tangibles
y suficientes para evitar todo el dolor social que se está produciendo, en
España hay alimentos suficientes para que se pueda alimentar a todos los
españoles y existen más viviendas de las que se precisan para todos los que
carecen de ella, mientras que más de un millón y medio de españoles está en una
desesperada agonía económica privados de todo tipo de ingresos, otros casi
cuatro millones más sufren la terrible angustia del paro y sobre muchos cientos
de miles de familias pende las amenaza de los desahucios de sus viviendas.
¿Que hacer? entonces
en España?
¿Que
hacer, entonces en España?, aun no se han determinado exactamente cuales serían
las mejores alternativas, pero lo que es evidente y en lo que todos los
críticos del sistema coincidimos es en que hay que cambiar los actuales paradigmas.
Existen propuestas alternativas más o menos heterodoxas como la planteada por Alberto
Garzón, Vicenç Navarro y Juan Torres en su obra “Hay alternativas” que desde
una perspectiva socialdemócrata con ribetes keynesianos abogan por una solución,
que aunque podemos incluso ubicar dentro del sistema, está apurando al máximo sus
límites. Esta solución pasa por gravar a las rentas del capital
redistribuyéndolas para devolver a las rentas del trabajo su capacidad de retomar
al nivel consumo perdido, e incrementar así la demanda agregada interna, estimulando
la economía, con el añadido a lo anterior de una reforma bancaria que incluya
una banca pública y la nacionalización de los oligopolios energéticos que
fueron privatizados.
Otra
postura más heterodoxa corresponde a Juan Francisco Martín Seco, que argumenta que
desde un punto de vista macroeconómico el primer problema de España que es de
el desequilibrio de su balanza comercial, fruto de una estructura económica
concebida para el expolio de las clases populares mediante los oligopolios y
las ganancias inmediatas de los diversos pelotazos especulativos. Por ello
para equilibrar dicha balanza es preciso
potenciar la producción para exportar más e importar menos, en ese caso sería
preciso devaluar la moneda, lo que ahora es totalmente imposible ya que estamos
ubicados dentro del euro.
Martín
Seco opina que lo que se está intentando actualmente por la clase dominante es
una devaluación interna, por lo que la actual reforma laboral va en el sentido
de deflacionar los salarios, lo que teóricamente originaría una deflación de
precios, que no va a ser así, y con ello se lograría esa devaluación interna
buscada; pero está política tiene un gran coste social ya que carga el coste de
la crisis a las capas populares, y puede resultar muy contraproducente y llevar
al agravamiento de la crisis, debido a su acción negativa sobre el consumo
interno, cuya demanda agregada interna puede caer incluso mucho más que lo que
aumente la demanda externa, además las deudas de las familias tendrían un
incremento real equivalente a esa devaluación interna, la gran beneficiada con
esta política es la oligarquía financiera.
Por
ello Martín Seco rechaza esas políticas y propone que España salga del euro,
recupere así una moneda propia, que se pueda devaluar, y que le permita una
política económica independiente, para
que así la devaluación de la moneda conjuntamente con una redistribución más
justa de las rentas se pueda usar como instrumento de dinamización económica,
manteniendo la demanda interna mientras se aumenta la externa. Además con la
devaluación externa los bancos tendrían que asumir gran parte del coste de sus
desmanes, por ello a la oligarquía financiera se le eriza el vello cuando se le
plantea esta alternativa, así que sus medios de propaganda, que son casi todos,
demonizan constantemente la posibilidad de una salida inflacionaria.
Si nos lo planteamos,
existen soluciones fuera del sistema.
Si
nos abstraemos de la perversa dinámica de los intereses de unos pocos, podremos
hallar una solución, ya que solo se trata de organizar la explotación más
eficiente y la distribución más justa de los recursos disponibles, e instalar
nuevos paradigmas en lo relativo a la mentalidad consumista, ya que en un
futuro inmediato, debido a los límites físicos de este planeta finito.
Habrá
que ir pensando en un decrecimiento programado con optimización de recursos y
redistribución de la riqueza, pero aun no estamos mentalizados para asumir estos
nuevos paradigmas, posiblemente se tardará unos años. Aunque llegará, porque el
sistema ya es incapaz de superar sus contradicciones.
Evidentemente
los pasos previos a ese cambio de sistema tienen por urgencia social que
discurrir por una progresividad fiscal, gravando a las grandes fortunas,
grandes patrimonios y rentas elevadas, que permita un reparto más justo y
equitativo de la riqueza, que por ejemplo posibilite instaurar una Renta Básica
Universal, ya que con la actual capacidad tecnológica será imposible que ni
ahora, ni nunca, se pueda emplear a todo el factor de trabajo humano disponible
con las actuales jornadas laborales. Se ha de repartir entonces la riqueza y el
ocio, y la Renta Básica Universal es uno de los instrumentos más justos y
adecuados para ello.
Cualquier
solución pasa por cortar de un tajo el nudo gordiano en que ha devenido esta
situación económica de crisis sistémica,
ello solo es posible cambiando de sistema, ya que está demostrado que es
imposible desatar ese nudo de ninguna otra manera, el nuevo sistema tendrá que
partir del principio irrenunciable de que la economía tiene que estar al
servicio de las personas y de la naturaleza y no al revés, como ocurre hasta
ahora. Y además es imprescindible eliminar la trágica huella que el actual
sistema depredador esta dejando en la naturaleza, y prepararnos para afrontar
una inmediata crisis energética, consecuencia del actual modelo consumista, que
es imposible de mantener.
Tarde
o temprano el sistema tiene que ser reemplazado en su totalidad, el planeta
Tierra y la felicidad de la raza humana así lo requieren
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